Código proyecto de gasto: 114
Como elemento de ceremonial y protocolo y símbolo del poder municipal, la figura de los maceros consistoriales está presente en Calahorra, al menos, desde finales del siglo XIX, aunque en los inventarios de la Catedral también aparecen mazas de platería siglos atrás.
En 1952, se adquieren las mazas actuales, que lucen las efigies de los santos Emeterio y Celedonio en dos de sus caras y el escudo municipal en las otras dos, desaparecido las anteriores, y aparecen también los heraldos, diseñados por Mª Rosario Cascante de acuerdo al modelo tradicional castellano, con sus tabardos de terciopelo rojo, restaurándose también los antiguos trajes de los maceros, a los que se incorpora el escudo municipal. En 1969 se sustituyen los cuatro trajes, y las vestiduras de los maceros pierden su modelo original para pasar a seguir el de los heraldos. Sin embargo, en el año 2017, desaparecen los trajes empleados hasta entonces, sustituyéndose por unos uniformes al estilo del Siglo de Oro que nada tienen que ver con la tipología de estas figuras que son un símbolo del poder empleado desde la Edad Media.
Lo que se pretende con esta propuesta es la restauración y exposición, en primer lugar, y con mayor importancia, de los trajes originales de los maceros, en uso, al menos, desde las últimas décadas del siglo XIX hasta el año 1969, que se conservan en un estado precario en la boardilla de la Casa Consistorial. Son dos dalmáticas y sombreros de terciopelo rojo y dos lechuguillas blancas. Su antigüedad y valor como símbolo municipal bien merece su restauración, conservación y exposición. Asimismo, habrían de restaurarse los dos tabardos y gorras de terciopelo rojo con pluma blanca de los heraldos de 1952. Quedaría a juicio de la corporación la idoneidad de restaurar los cuatro trajes de los maceros y heraldos de 1969 para aprovechar el contrato que habría de expedirse a fin de la restauración de los anteriores.
Una vez restaurados, debería estudiarse la exposición de los dos trajes antiguos de los maceros en unos maniquíes que habrían de adquirirse a tal fin, en algún lugar de la Casa Consistorial. De igual manera, deberían exponerse las mazas consistoriales en un panel que pendería, de igual modo, de alguna pared del Ayuntamiento. Habría de valorarse, en este sentido, la restauración de las mazas, que actualmente tienen un color ocre apagado, tratando de recuperar el color metálico original o valorando la posibilidad de dorarlas si así se estima conveniente.
Esta propuesta busca la conservación y restauración de otra parte del patrimonio local, además de un símbolo municipal. Lo que se propone no es que vuelvan a ponerse en uso, aunque sería lo más adecuado, dado que es un elemento de protocolo y ceremonial tradicional, que atiende a un canon muy estricto, como es el del macero castellano, propio de estas tierras, con el que rompe absolutamente el modelo estrenado en 2017.
Ubicación: Casa Consistorial
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